POEMARIO
Lluevo
Soy una tormenta,
tormenta de una gota,
lágrima de luz que brota
de una estrella muerta, rota.
Tras la puerta clausurada
de un desván que está vacío,
donde el viento guarda al frío,
y el frío al viento en su morada.
Vengo de la cima,
cumbre del universo,
caigo entre tus ruinas
simplemente lluevo.
Si te quedas conmigo
Si tanto me despido
es porque espero
un «no te vayas»
triste serendipia
inerme
ante tu mirada
Tus ojos de hierro
recién oxidado
se clavan en mis huesos
y en vuelo roto
me pierdo en el infinito
de tu silencio
soy paciente
tigre de bosques sombríos
pero no llamas
si te quedas conmigo
prometo decirte
«no te vayas»
no te vayas
mi demonio sigue vivo
el prefiere arder
a no poder
estar contigo
No te vayas.
el cielo sigue oscuro
son estrellas de luz negra
que desprenden
amor puro
tan solo te prometo
un solo «no te vayas»
pero solo si te quedas
solo conmigo
solo que hablo solo
y hace tiempo
que te has ido
Dos golpes de gracia
De un solo mandoble
Dos golpes de gracia
El primero a lo que tenía
El otro a lo que anhelaba
De una sola estocada
Me das dos veces muerte
La primera por vivir
La segunda por quererte
Son dos golpes de gracia
Dos águilas muertas
En un charco escarlata
Que el beso de tu espada
Si en mi corazón acierta
Dos veces me mata.
Hiperión
Flemáticas, sin nube ni sombra
emergen de combas calizas
entre los óvalos tapados de broza
sin río, cascadas salinas
son sedimentos que fluyen
cual lumbre sobre la arena
seres sedientos que huyen
desertan de doble caverna
van rumbo a los tiempos remotos
designio de azules penumbras
fulgor sin lucero deslumbra
un eco de quieto alboroto
el rosado déspota gruñe
a vil brizna es ajeno
tambor de sabios, veneno
de quien con labios verdades rasguñe
tanto era el tedio, la angustia
tanto el dolor sin remedio
que justo al cesar esta lluvia
neblina usurpa los cielos
fruto de ardua desidia
en la sequía de grises parajes
un pensamiento sabotaje
mi cuerpo a llenado de tirria
séquense las frías lagunas
dejen de fluir las cascadas
que no hay canción a la luna
si la luna yace oxidada.
El reflejo roto
Esos ojos que te miran…
esos vidrios no son ojos
solo hay una sombra
en el espejo roto
Discordantes partituras
de mil notas que no noto
Hay un hombre reflejado
En el espejo roto
Las fisuras, insondables
el reflejo, tenebroso
Y tan solo una figura
Dentro del espejo roto
Pero… ¿Está roto el espejo?
¿Realmente está quebrado?
¿Porqué si hay mil cristales
solo un rostro es reflejado?
Es tan triste la mirada
tan siniestro el pensamiento
y tan solo hay reflejado
un hombre roto en el espejo.
Rutina
Es un charco la existencia, no bajes a buscarme
La presión que hay en el fondo de este mar es mi mordaza
Aquí estoy describiendo del vacío los paisajes
Dominio del falso dios del engaño y la esperanza
Morirás y descenderás al infierno a rescatarme
Y si aquí sigo es muy probable que me encuentres
Con una pluma en cada mano y un estoque entre los dientes
Sin poder dormir, pero intentando despertarme
El tiempo es un desierto dentro de un reloj de arena
El destino es predecible y ya nunca me impresiona
La muerte es el rugido de un demonio entre la niebla
Y la vida es este mar, y sobre mi rompen las olas
Candado, viento y luna
Ahora que conoces el tacto ausente del dolor,
y que saboreas lentamente la amargura;
ahora que percibes…
candado, viento y luna.
Ahora que has escuchado de tragedia melodía
y te has asfixiado por el hedor de la derrota;
ahora que comprendes…
candado, viento y luna.
Ahora que contemplas de tu pecho el desazón,
y tu conciencia son mil bestias que susurran;
ahora que conoces…
candado, viento y luna.
El candado es una sombra,
perceptible pero ausente,
un rumor lejano.
La llave es la muerte.
El viento es un deseo,
un retrato del vacío,
un heraldo de los cielos,
campeón de los vencidos.
La luna es un espejo,
la puerta del candado,
escultura envuelta en humo
de un cielo encadenado.
Candado, viento y luna, chico.
Candado, viento y luna, hermano.
¡La llave al pozo y corre!
¡El espejo al mar y vuela!
La amenaza
Quizás fuera el rumor que nadie percibía,
o quizás la fragancia que solo yo notaba.
Pero si uno observara atentamente, vería
la tímida sombra tras sus manos pálidas.
No sabría decir qué era; ¿qué sería?
Un ígneo fulgor durmiendo en su mirada.
No sé, pero algo letal, oculto había:
una amenaza impronunciable, pero clara.
El rey del silencio
Mi pesar me pesa,
la acidia me asedia,
me gana la desgana;
es la historia de mi histeria.
Harto de mis arterias,
me las corto por lo insano.
Sea mía, tuya o nuestra,
sangre emana de mis manos.
Cortes en mi córtex,
nudos en mis nudillos,
corazón acorazado;
mi voz es hoz sin filo.
¡Silencio!
Agua
Tu mirada triste,
sombra sin árbol,
altar sin mármol,
fe sin rezo;
espejo sin cara,
toro que embiste,
estocada torcida,
golpe de suerte,
golpe de gracia,
de golpe me miras
con ojos de estaca.
Tus labios dibujan
sonrisas de escarcha;
son tus palabras
cascadas de hielo,
que emergen del agua,
reflejan el cielo.
El sol del abismo
reposa en tu cuerpo,
cadenas de vidrio
persiguen tu aliento.
Si tú no me miras,
si yo no te beso,
caigo en la arena
y muero, sediento.
El último poeta humano
Míralo, el último poeta humano,
sus versos no me conmueven.
Faltas de ortografía,
errores gramáticos.
El diccionario infinito de los poetas mecánicos,
la precisión impoluta de los poetas eléctricos,
los delirios oníricos del poeta humano…
Habla del corazón y del alma,
y dice que son sus dos faros.
Escribe poemas banales,
de temores, errores, dolores y amores,
de su soledad y sus oscuras compañías.
¡Sus versos no me conmueven!
el último humano, un poeta
él último poeta humano.
Cartago Nova
Ignoralo, me digo “ignoralo”.
Ahora las cosas van así:
pisoteemos lo más sagrado, que no hay nada.
Es la gloria silenciosa de los héroes desconocidos.
Mientras suenan sus austeras canciones, avanzan.
Han dicho:
Vengo de un lugar donde no hay esperanza,
donde se pisotea lo más sagrado,
y para sobrevivir hay que mentirse.
El jardín de las Hespérides,
mientras cubren Cartago de sal.
Sueñas con cambiar el mundo,
cambiar el mundo
para que sea como tú quieres.
¿Quiere alguien
cambiar el mundo
por el placer de cambiar algo?
Por el placer de cambiar algo.
El pacto
Las mariposas nocturnas pululando,
y yo, perdido en su inusual sigilo.
Luz eléctrica en la oscuridad,
esperé, mas el silencio
se extendía sobre el lago.
Quise hablar,
pero temía no escuchar mi voz.
El rocío de la madrugada,
la cólera del agua quieta,
y la insoportable calma
devorándolo todo.
¿Qué pasaría si echase a correr,
y mis pisadas quebraran este pacto
siniestro, extraño, oscuro, maldito,
incierto, solemne, azabache, ausente,
dormido y secreto del lago y el alba?
Y entonces quise correr,
pero temía no escuchar mis pasos.
La misma mañana
Arranca las estrellas del cielo,
incendio incompleto,
apoca la luna,
y resarce, cercana,
el eco de un sueño.
cada mañana regresa,
ella es la misma mañana.
Almohada de lirios,
he de partir y me aguarda,
he de partir, pero quedo con ella.
Mi cuerpo se marcha,
se mancha de escarcha,
frío en la nieba temprana.
Ojos de ondina,
mi corazón en la marejada.
Constelaciones ahogadas la visten,
opacan la luz de las ruinas
de esta ciudad de fantasmas.
Apaga el incendio del alba,
fuego sin humo,
quema mis sábanas,
renace, lejana,
el rastro del trueno,
cada mañana se aleja,
ella es la misma mañana.
Ítaca
Dos orbes celestes, infinitos,
que dibujan zafiros y cielos,
islas ocultas en mitos,
donde naufragan los deseos
Me perdí buscando el oro,
entre susurros de naves hundidas,
el tesoro que danza en sombras,
la tristeza que se vuelve vida.
Tú eres el viaje y el fin,
Itaca tras la odisea más larga,
naufragué en el verde jardín,
de las islas que tus ojos guardan.
No sabêm quí
Tot se’n va nà i no sabêm com
Es nivulats d’es cèl se’n varen dú es sol
Sa lluna d’ò, s’oló de sas flos
Sa fósca d’es cò i sa llum d’es plos
Es bòrns de sa baía se’n van endú la ma
Allà només va qédà un pla ple de sal
Fins un altre mon van volà es escarabats
I es pardals van robà tot es verd d’es camps
Tú vas esborrà es méu reflètse a n’es miràys
Tú me vas taà de ses fotos familiàs
Avont éra jo ara només n’yà un espày blanc
D’avont éras tú, jo ja m’he n’he anat.
Colcú va’scriure asò, no sabêm quí
Colcú vivía aquí, no sabêm quí